domingo, 26 de junio de 2011

La Jitanjáfora


     El Diccionario de la Real Academia Española define la Jitanjáfora como: "enunciado carente de sentido que pretende conseguir un resultado eufónico". Es decir, un texto en prosa o en verso, en el que podemos permitirnos la libertad de inventar palabras sin sentido y combinarlas de forma que lo primordial sea conseguir ciertos efectos sonoros, por encima del plano conceptual o semántico.

     El término tiene su procedencia en un artículo que, en 1929, acuñó el escritor mexicano Alfonso de Reyes, quien, a su vez, lo toma del poeta cubano Mariano Brull. Aunque este juego de palabras literario lo encontramos ya en autores clásicos, como en Quevedo, Lope de Vega , Sor Juana Inés de la Cruz...  El profesor e investigador Gonzálo Sobejano hace un estudio muy interesante, que podéis leer haciendo clic sobre este enlace: Bernardinas en textos literarios del Siglo de Oro , siendo las citadas Bernardinas un antecedente literario de vital importancia en este tema. Encontramos esta práctica de escritura también en los escritores vanguardistas.
     Veamos un ejemplo, en poesía, de la mano de Quevedo, en sus sátiras personales contra Góngora:

SONETO

¿Qué captas, nocturnal, en tus canciones, 
Góngora bobo, con crepusculallas,
si cuando anhelas más garcibolallas
las reptilizas más y subterpones?

Microcosmote Dios de inquiridiones,
y quieres te investiguen por medallas
como priscos, estigmas o antiguallas,
por desitinerar vates tirones.

Tu forasteridad es tan eximia,
que te ha de retractar el que te rumia,
pues ructas viscerable cacoquimia,

farmacofolorando como numia,
si estomacabundancia das tan nimia,
metamorfoseando el arcadumia.


     En prosa no se me ocurre mejor ejemplo que este fragmento del Capítulo 68 de "Rayuela", (Julio Cortázar):

"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo como poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios."

     En la Literatura infantil, concretamente en el folklore y las cancioncillas infantiles, encontramos ejemplos en los que prima la sonoridad sobre el sentido:
 Una, 
dola,
tela, 
catola, 
quila, 
quilete,
estaba la reina
en su gabinete, 
vino Gil
apagó el candil,
candil, candilón,
cuenta las veinte
que las veinte son.

¿CÓMO TRABAJAR LA JITANJÁFORA CON NUESTROS APRENDICES DE ESCRITORES?

     Podemos plantear la creación del texto directamente, a modo de escritura automática, como hacían los escritores surrealistas, o facilitar un poquito la actividad, realizándola en dos pasos:

     1º) Elaborar una especie de glosario con unas cuantas palabras inventadas, que sean sonoras, extravagantes, llamativas. Cada palabra irá acompañada de su definición, que será también inventada y rara o curiosa. Recuerdo un ejemplo de una alumna de 6º de Primaria, que inventó el "zapanubes". un zapato  especial para pisar las nubes. 

     2º) Crear el texto, sea en prosa o en verso, con o sin estructura estrófica. 

     Esta actividad es apropiada a partir de Tercer Ciclo de Primaria, y muy interesante en Secundaria. 

sábado, 18 de junio de 2011

Escribir para niños: diez razones.


     Rebuscando entre mis papeles, que no son pocos, me he topado con el discurso de recepción del premio Nobel de Literatura Isaac Bashevis Singer, recibido en Estocolmo en 1978. A ver qué os parece este fragmento:

     "Hay quinientas razones por las que comencé a escribir para niños, pero para ahorrar tiempo voy a mencionar sólo diez de ellas.

1) Los niños leen libros, no críticas. Les importa un bledo la crítica.

2) Los niños no leen para encontrar su identidad.

3) No leen para librarse de la culpa, para saciar su sed de rebelión, o para librarse de la alienación.

4) No necesitan la psicología.

5) Detestan la sociología.

6) No tratan de entender a Kafka o el Finnegans Wake.

7) Los niños todavía creen en dios, en la familia, los ángeles, el diablo, las brujas, los duendes, la lógica, la claridad, la puntuación y otras cosas obsoletas como esas.

8) Les encantan las historias interesantes, no comentarios, guías, o notas a pie de página.

9) Cuando un libro es aburrido, bostezan abiertamente, sin ningún tipo de vergüenza o miedo a la autoridad.

10) No esperan que su amado escritor redima a la humanidad. Jóvenes como son, saben que no está en su poder. Sólo los adultos tienen esas ilusiones infantiles."
                                            Isaac Bashevis Singer.



     La editorial ANAYA publicó su libro "Cuentos para niños" en 2004, como conmemoración del centenario de su nacimiento, libro recomendado para chicos y chicas de Secundaria. El ilustrador es Javier Sáez Castán.

martes, 14 de junio de 2011

Cómo conseguir que los niños odien la lectura


     Hay muchos artículos interesantes que tratan de dar consejos para que los niños y niñas odien la lectura. Uno de ellos es "Nuevas maneras de enseñar a los niños a odiar la literatura", de Gianni Rodari (CLIJ, nº 187, Noviembre 2005). En su Proyecto de Animación a la Lectura, el Colegio Juan de Vallejo recoge un resumen de este artículo. Por otra parte, en una sección del Servicio de Orientación a la Lectura (SOL), Kepa Osoro escribe "Cómo enseñar a los niños a odiar la lectura". Igualmente, el Laboratorio de Lectura de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, publica "Tips para conseguir que los niños odien la Lectura". Y en su "Guía práctica para hacer hijos lectores", de Joan Carles Girbés, la Generalitat de Cataluña se hace eco de consejos, estrategias y actuaciones para fomentar la lectura, de donde se puede extraer "Diez consejos infalibles para que los niños odien los libros". Sin olvidar, de Daniel Pennac, "Los diez Derechos del Lector", en su excelente libro "Como una novela", imprescindible para quienes se interesen por este tema.

     Me gustaría extraer de estas fuentes citadas un breve resumen. Para padres/madres y maestros/as.

1. Cuando empiecen a leer en voz alta, interrúmpelos constantemente para marcarles sus errores.
2. Exígeles que lean los libros que a tí te gustaron, de principio a fin, aunque no les atraiga la historia.
3. Menosprecia sus gustos y no respetes su criterio.
4. Oblígales a leer, como si tuvieran que comerse ese plato de lentejas que tanto odian, frío.
5. Convierte los libros en "tareas" escolares: mándales resumenes, fichas, actividades... interrógales e intenta controlar si han leído un libro que quizás tú no hayas leído.
6. Échales a menudo en cara que no les gusta leer.
7. Confronta la lectura con otras actividades, por ejemplo: "si no lees, no verás tu programa de televisión favorito, o no jugarás en el ordenador".
8. Sermonéales con tu aburrido discurso sobre los beneficios de la lectura.
9. Convierte la lectura en algo utilitario, en una herramienta académica solamente.
10. Niégate a leerles cuentos, a contarles historias, a jugar con el lenguaje, a disfrutar con ellos los momentos de lectura.

LOS DIEZ DERECHOS DEL LECTOR (Daniel Pennac)



domingo, 5 de junio de 2011

Microrrelatos con el diccionario


     Otro juego de lenguaje para estimular el vocabulario divirtíéndose, con una actividad colectiva. Podemos realizarlo a partir de Segundo Ciclo de Primaria, que ya empiezan a manejar el diccionario.

     Como las aulas suelen estar demasiado saturadas de niño/as, y conviene que estos juegos sean dinámicos, organizaremos la clase en grupos más pequeños, de unos cinco alumnos/as. Podemos hacerlo por filas, por ejemplo.

     Elegiremos para cada fila o grupo una letra. Cada jugador/a anotará una palabra escogida en el diccionario, que empiece por la letra que le ha tocado a su grupo. De uno en uno, irán escribiendo una historia en un papel que se irán pasando. Nadie debe saber la palabra que han elegido los compañeros de su grupo. Al finalizar la historia, se leerá cada microrrelato.