El Diccionario de la Real Academia Española define la Jitanjáfora como: "enunciado carente de sentido que pretende conseguir un resultado eufónico". Es decir, un texto en prosa o en verso, en el que podemos permitirnos la libertad de inventar palabras sin sentido y combinarlas de forma que lo primordial sea conseguir ciertos efectos sonoros, por encima del plano conceptual o semántico.
El término tiene su procedencia en un artículo que, en 1929, acuñó el escritor mexicano Alfonso de Reyes, quien, a su vez, lo toma del poeta cubano Mariano Brull. Aunque este juego de palabras literario lo encontramos ya en autores clásicos, como en Quevedo, Lope de Vega , Sor Juana Inés de la Cruz... El profesor e investigador Gonzálo Sobejano hace un estudio muy interesante, que podéis leer haciendo clic sobre este enlace: Bernardinas en textos literarios del Siglo de Oro , siendo las citadas Bernardinas un antecedente literario de vital importancia en este tema. Encontramos esta práctica de escritura también en los escritores vanguardistas.
Veamos un ejemplo, en poesía, de la mano de Quevedo, en sus sátiras personales contra Góngora:
SONETO
¿Qué captas, nocturnal, en tus canciones,
Góngora bobo, con crepusculallas,
si cuando anhelas más garcibolallas
las reptilizas más y subterpones?
Microcosmote Dios de inquiridiones,
y quieres te investiguen por medallas
como priscos, estigmas o antiguallas,
por desitinerar vates tirones.
Tu forasteridad es tan eximia,
que te ha de retractar el que te rumia,
pues ructas viscerable cacoquimia,
farmacofolorando como numia,
si estomacabundancia das tan nimia,
metamorfoseando el arcadumia.
En prosa no se me ocurre mejor ejemplo que este fragmento del Capítulo 68 de "Rayuela", (Julio Cortázar):
"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo como poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios."
En la Literatura infantil, concretamente en el folklore y las cancioncillas infantiles, encontramos ejemplos en los que prima la sonoridad sobre el sentido:
Una,
dola,
tela,
catola,
quila,
quilete,
estaba la reina
en su gabinete,
vino Gil
apagó el candil,
candil, candilón,
cuenta las veinte
que las veinte son.
¿CÓMO TRABAJAR LA JITANJÁFORA CON NUESTROS APRENDICES DE ESCRITORES?
Podemos plantear la creación del texto directamente, a modo de escritura automática, como hacían los escritores surrealistas, o facilitar un poquito la actividad, realizándola en dos pasos:
1º) Elaborar una especie de glosario con unas cuantas palabras inventadas, que sean sonoras, extravagantes, llamativas. Cada palabra irá acompañada de su definición, que será también inventada y rara o curiosa. Recuerdo un ejemplo de una alumna de 6º de Primaria, que inventó el "zapanubes". un zapato especial para pisar las nubes.
2º) Crear el texto, sea en prosa o en verso, con o sin estructura estrófica.
Esta actividad es apropiada a partir de Tercer Ciclo de Primaria, y muy interesante en Secundaria.
Es muy interesante, como dices, con secundaria. hace poco hice un "diccionario" con un grupo de 1º ESO partiendo de palabras creadas con las letras de tres de sus nombres. Nos divertimos mucho y salieron luego historias muy curiosas.
ResponderEliminarGracias por las propuestas y la información.
Quien como tu respuesta
EliminarGracias a ti, Javier, por el comentario y por estar de nuevo aquí.
ResponderEliminarQue excelente página tienes. Es realmente una herramienta muy útil.
ResponderEliminarGracias
Gracias por tu visita y por el comentario.
ResponderEliminarUn saludo.